"És fàcil detectar la dimensió metafòrica del monestir ortodox en què es desenvolupa bona part de l'acció de 'Més enllà dels pujols'. Són les restes atàviques del naufragi totalitarista de Ceaucescu, el búnquer que es resisteix a abandonar el temps en què el patriarca prenia totes les decisions i els súbdits obeïen. No és estrany, doncs, que quan fa olor l'alè de la modernitat en forma de pecaminós amor lèsbic, el vell règim es replegui i prengui mesures. No importa que l'ídol invocat sigui un dictador o la idea de Déu castigant als que s'aparten del camí correcte. La fe és cega, ens diu Mungiu, i pega mossegades al buit.
El plantejament teòric de la pel·lícula és impecable, encara que el que falla és la posada en escena. Fa l'efecte que el director de l'excel·lent '4 mesos, 3 setmanes, 2 dies' (2007), àvid d'èxit crític i festivaler, ha radicalitzat els usos i costums del nou cinema romanès (pla seqüència, temps real) perquè la seva atea epopeia, amb cruel exorcisme pel mig, sigui una muntanya difícil d'escalar. És cert que la repetició és la figura retòrica que guia la vida quotidiana en el monestir, però la dilatada insistència en normes i rituals subratlla una tesi que, més alleugerida, calaria en els ossos de l'espectador sense submergir-lo en el tedi." Sergi Sánchez, Fotogramas
"Hace cinco años Cristian Mungiu era un realizador rumano semidesconocido que presentaba en la sección oficial del Festival de Cannes su segunda película, 4 meses 3 semanas, 2 días. Y saltó la banca: Palma de Oro, aclamación unánime y éxito internacional. Desde entonces, Mungiu ha participado en la película de episodios Historias de la edad de oro, manifiesto de la llamada nueva ola del cine rumano. Y ahora regresa con Más allá de las colinas, un perturbador drama también laureado en Cannes: Cristina Flutur y Cosmina Stratan, premios de interpretación femenina ex aequo y mejor guion para Mungiu.
Si 4 meses 3 semanas, 2 días era un angustioso drama sobre el aborto en los estertores de la época de Ceausescu, Mungiu continúa sin conceder un respiro al espectador. Más allá de las colinas es el relato de una apartada comunidad ortodoxa que acoge a la amiga enamorada de una de las monjas. El sacerdote que lidera al grupo de monjas someterá a un exorcismo a la joven para librarla de los ataques que sufre a causa de sus trastornos mentales.
Más allá de los titulares de prensa
Basada en una tremenda historia de 2005 que alcanzó repercusión mundial, Mungiu estuvo mucho tiempo recopilando información sobre el suceso. Cuando años después descubrió que el caso seguía encendiendo polarizados debates en internet se decidió a escribir la historia y filmarla. Mungui ha profundizado con detalle en lo que los titulares tremebundos de la prensa esconden. Pero también ha elaborado una ficción inventando una pasión que muestra los límites de la dependencia del sujeto amado. “Para mí era la única explicación a que la chica no abandonará la comunidad”, explicaba el director en el último festival de Nueva York.
Mungui consigue lo imposible: hacer comprender los motivos de la lógica del sacerdote y las monjas que desencadenan la tragedia. Religión opresiva, límites morales… en la cinta abundan temas para un cine reivindicativo. Pero Mungiu no tiene interés en subrayar nada y elimina todo juicio. Solo busca descripción. Las dos horas y media de duración han divido a la crítica entre quienes ven un nuevo triunfo de Mungiu y quines podarían al menos una hora de metraje.
Una secuencia, un plano
Lo que es innegable es que el cineasta logra hechizar con su minucioso estilo en el que utiliza un solo plano por secuencia. Cada encuadre es una trabajada composición de los personajes. Pero una vez arranca la escena los actores y la acción ocupan toda la atención.
“Sigo filmando largos planos, sigo planificando de manera frontal. Lo que cambia es que le dije al operador que podía filmar con más libertad porque cuando te enfrentas a escenas violentas, necesitas que los actores estén libres para sentir el momento”, explicaba Mungiu.
Hilvanando la deriva de la comunidad que solo mira hacia adentro con la esclavitud posesiva del amor, el director rumano ha vuelto a crear una de las películas europeas más interesantes de 2012." Esteban Ramón, RTVE